lunes, 7 de septiembre de 2009

El compromiso vuelve a ser jóven.

El espacio Carta Abierta se conformó en el año 2008, a partir del conflicto desatado entre el Gobierno Nacional y las patronales agropecuarias nucleadas en la llamada Mesa de Enlace, a raíz del tratamiento de la Resolución 125 que impulsaba las retenciones móviles para el sector. Un conflicto que, con el correr de los días, desnudó el complejo entramado de lógicas de poder de un sector privilegiado de la economía argentina que no se resignaba a perder parte de su renta extraordinaria, obtenida durante los años de recuperación y fuerte impulso de las exportaciones a partir de 2003. Lo que también quedó al descubierto fue la falacia acerca de la supuesta representatividad que estas cuatro patronales tenían con respecto al resto de los productores agropecuarios; pese a que en ese momento, y aún hoy, se arroguen el derecho de autodenominarse "el campo".
Esta experiencia ha abierto un espacio de reflexión, debido a que puso de relieve actores e intereses hasta el momento desconocidos por gran parte de la población argentina. Además, puso en juego la institucionalidad democrática, bajo el aliento de voces destituyentes y oportunistas que cabalgaron sobre el malestar general que pudo tener lugar, en gran parte, por la desinformación y el desconocimiento acerca de nuestra realidad argentina, y su historia, las complejas relaciones de poder en que se enmarca; y, fundamentalmente, la realidad del campo profundo que no salía en las primeras planas ni en los zócalos de los medios de comunicación aliados con las patronales y consustanciados con la finalidad de debilitar al Gobierno Nacional de Cristina Fernández.
Carta abierta surge como la expresión de muchos y reconocidos intelectuales y trabajadores de la cultura que tomaron partido en la coyuntura política, social y cultural de su tiempo para defender la institucionalidad y el proceso que representó otra manera de hacer política a partir del año 2003. A través de sus diversas producciones y acciones, que se tradujeron en cartas públicas, en cartas abiertas, lograron echar luz acerca de diversas cuestiones medulares para la comprensión de los tiempos que corren y lo que está en juego no sólo en nuestro país ,sino en el toda América Latina. Una región, sin duda, amenzada por la restauración conservadora que pretende echar por tierra las conquistas populares obtenidas en los útlimos años de la mano de gobiernos que plantearon un viraje respecto a las anteriores políticas neoliberales de exclusión.

Y de esta manera, en el despertar de las conciencias que claman por la participación activa, le llegó el tiempo a los jóvenes. Luego de las elecciones legislativas de junio de 2009, ante el amargo sabor de una urna que arrojó un resultado favorable, sobre todo en Provincia de Buenos Aires, a los sectores de derecha, un grupo de jóvenes decidimos asistir al llamado de la participación y el compromiso con nuestra sociedad. Es así que, después de cinco reuniones, se llegó a la elaboración definitiva de un documento que resume nuestro trabajo en debate colectivo, nuestras esperanzas y deseos de proyectar en el presente y futuro las bases para la concreción y la defensa de un Proyecto de país Nacional y Popular.

Queda demostrado que las adversidades y la virulencia de los conflictos desatados en los últimos años pueden ayudarnos a romper las estructuras de pensamiento y conducta heredados e impuestos bajo lógicas mezquinas; permitiéndonos recobrar viejos sentidos y resiginificar otros.
Es nuestro deseo seguir trabajando y formándonos, para poder demostrarnos que, como jóvenes, tenemos mucho para ofrecer desde los diversos lugares que ocupamos. La pluralidad de esta espacio nos ofrece un desafío enriquecedor que tiene un objetivo fundamental: constituírnos como voces críticas de la realidad, sin perder la fuerza que da la unidad para aquellos temas que reclaman nuestro cotidiano compromiso con la construcción de una sociedad más equitativa, más informada, en fin... más justa.

El viernes 4 de septiembre, el Centro Cultural de la Cooperación nos brindó un espacio para poder presentar oficialmente la Carta Abierta a todos los jóvenes. Nos acompañaron dos "grandes de Carta Abierta": el cineasta "Coco" Blaustein y el sociólogo Mario Toer.
Esta es la Carta y la comparto con todos ustedes.


CARTA ABIERTA A TODOS LOS JÓVENES

Somos parte de una generación moldeada por los poderosos en los límites de la apoliticidad y la desmovilización. Es como un karma de nacimiento. La política vista como corrupción, el no te metas, la fragmentación de las opciones de resistencia, y la absorción del potencial contestatario del estudiantado y la juventud por formas mercantilizadas de expresión y participación ajenas a la política son todos aspectos que se vinculan de forma indisoluble con la realización del proyecto neoliberal noventista. Todos los jóvenes, lo querramos o no, estamos signados por estos aspectos que configuran nuestras formas de relacionarnos con el mundo. Ser conscientes de este rasgo es quizás un primer paso que contiene la posibilidad de su cuestionamiento y reversión.
Afortunadamente, a fines de la larga noche neoliberal, iniciada con el golpe militar del '76 y profundizada en los '90, comenzaron a desarrollarse movilizaciones que marcaban otros caminos de resistencia frente a los poderes económicos y políticos que detentaban la hegemonía cultural de la sociedad argentina. En los albores del nuevo siglo, fueron sectores de diversa índole (estudiantes, piqueteros, movimientos sociales y barriales) los que se alinearon contra un gobierno que, habiéndose erigido como la versión “prolija” del menemismo, arrastró al país, a fines de 2001, a la crisis de un neoliberalismo colapsado, ya de difícil sustentabilidad.
Con el ocaso del Consenso de Washington, han comenzado a emerger en toda América Latina, y en la Argentina a partir de 2003, gobiernos que han cuestionado al neoliberalismo y permitido la apertura de canales para la organización de los sectores populares y las clases subalternas, así como la producción de experiencias que apunten a la posibilidad de pensar nuevos horizontes emancipatorios.
Como jóvenes nos sentimos interpelados, como nunca antes, frente a un proyecto nacional y continental que demanda nuestra participación y organización para exigir su profundización frente a una derecha que rápidamente se reorganiza en toda la línea, dispuesta enérgicamente a recuperar el tiempo y sus privilegios perdidos. Es esta misma derecha, que ayer en el gobierno consolidaba un modelo de abierta exclusión social para la mayoría de la población, la que hoy de forma hipócrita finge alarmarse ante la pobreza existente apropiándose y vaciando de contenido las reivindicaciones de justicia social dentro de sus mezquinos programas.
La confrontación política nacional entre los dos bloques en disputa actualmente existente no da lugar a desentendimientos o neutralidades: de un lado, tenemos el bloque hegemonizado por los medios de comunicación, las corporaciones empresariales, las patronales agropecuarias y seguido por parte de la clase media, así como una porción de los sectores populares, entrampados por el bombardeo mediático que promueve la ofensiva restauradora. Del otro lado, tenemos un gobierno apoyado por buena parte de las principales centrales de trabajadores, así como por el grueso de los movimientos sociales, y que hoy ha sido hostigado por el acoso de la derecha y la desorientación de algunos grupos de izquierda.

La nueva temporalidad abierta en el 2003, con su rescate de la política y lo público, la memoria y los derechos humanos, su política de integración regional, así como con un modelo económico productivista, consiguió en su momento el suficiente respaldo electoral pero no logro convertirse en un consenso activo para la construcción de un modelo de país alternativo al del capitalismo dependiente. La polarización del debate político y la derrota electoral de Junio de este año, nos muestran que un gobierno cuestionador del neoliberalismo es cada vez más molesto para unos sectores dominantes que se reorganizan, que están logrando legitimarse y que buscan una expresión propia para la gestión política del capitalismo dependiente. Como contrapartida, este proceso ha posibilitado la politización de un sector de la intelectualidad, de los trabajadores de la cultura, que aspiran a profundizar los procesos de ruptura con el neoliberalismo y que han aportado, desde las sucesivas Cartas Abiertas, una reflexión que contribuye a que podamos recuperar la esperanza por la emancipación.
Ante esta situación, nos preguntamos dónde ha quedado la poderosa gravitación social y política de los jóvenes en este contexto en el que se intensifica el debate entre dos proyectos antagónicos para la sociedad argentina.
Desde los protagonistas de la revolución de mayo de 1810 en adelante, otras generaciones juveniles de nuestro país y Latinoamérica han sabido gravitar en la escena política. Cierto es que otro era el contexto, pero se definía igualmente por un renacer de los pueblos, que se mostraban dispuestos a sacudirse las ataduras de la opresión. Algo similar se vislumbra hoy como posibilidad de nuestro porvenir latinoamericano. En este sentido, aspectos de la experiencia setentista, más allá de los errores y la trágica derrota, debieran ser recuperados, reivindicadas aquellas juventudes olvidadas que supieron hacer de la apertura a las experiencias populares que atravesaban la sociedad un sendero que es posible retomar, de manera acorde con nuestros tiempos.
Somos una generación que tiene que optar entonces entre acomodarse en el disfrute de las ruinas heredadas o buscar, crear (y hasta redescubrir) los valores y las nuevas certezas fundacionales con las cuales encarar la construcción de nuestro futuro. Frente a estos desafíos, quizás sea hora de ver que no todo es lo mismo, que realmente hay dos posibilidades distintas en pugna, y que del resultado de este enfrentamiento se delineará el porvenir para el país y América Latina en los próximos años.
Ante la alternativa real de transformación que abre el proceso iniciado desde 2003 ¿vamos a contentarnos con el discurso único mediático que pretende a reducir y agotar toda la rica significación de este complejo proceso con la preconcepción de que se trata simplemente de más de lo mismo?
El complejo tiempo que vivimos nos urge sin espera a buscar una confluencia que permita limar diferencias, organizarnos, intercambiar visiones, renunciar a una inmadurez intransigente y abrirnos a las alternativas de transformación realmente existentes que apoyan vastas franjas de la sociedad. El proyecto político que lleva adelante el gobierno nacional, con todas sus limitaciones, nos ha abierto un espacio decisivo: el retorno de la política como posibilidad transformadora. Como jóvenes no podemos despreciarlo. Hagámonos cargo de ese llamado, repoliticemos el estudiantado, al amigo, al trabajador. Aumentemos la participación, organicémonos para permitir una articulación conjunta entre los jóvenes y una sociedad que pueda ser transformada. No nos quedemos, una vez más, con la conciencia tranquila siendo los “campeones morales” que exclaman consignas formidables pero que difícilmente pueden convertirse en ideas-fuerza que permeen en la sociedad, cuando a duras penas transcienden los pasillos de una facultad o el living de una casa. Este tiempo complejo y estimulante reclama una madurez inmensa para profundizar los cambios contra una restauración conservadora que intenta clausurar una vez más la historia, lo que sin duda no lograremos alcanzar en movimientos autorreferenciales e intransigentes que quedan aislados del resto de la sociedad.

ORGANIZARNOS COMO JUVENTUD PARA DEFENDER LO ALCANZADO Y SENTAR LAS BASES PARA SEGUIR AVANZANDO EN UN PROYECTO NACIONAL, POPULAR, LATINOAMERICANO Y EMANCIPATORIO

¡ESTA ES NUESTRA CONSIGNA!



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