Para los que sabemos lo que es Clarín la defensa de Ninci al monopolio se cae como casita de naipes. Y no es que pretenda atacar a una periodista, aunque sé que esta postura puede llevar a malentendidos. No soy Pierre Bourdieu, el sociólogo francés que en la década del 90 salió de las sombras para jugar el juego mediático y desarrollar un análisis argumentativo y descriptivo acerca del campo periodístico y el campo televisivo. El mismo Bourdie fue ferozmente atacado por periodistas e intelectuales mediáticos, por más que se haya esforzado en aclarar que no le interesaba hablar de periodistas en particular sino que su esfuerzo explicativo apuntaba a desmontar las operaciones de esos campos y, en todo caso, el lugar o la posición que los periodistas cumplían en ellos. Así que, para muchos de los que se aferran al más fogoneado sentido común, no saldré de la postura que "se empeña en cargar las tintas contra una simple periodista". No es mi intención, aunque muchos de estos trabajadores de la comunicacíón no deberían hacerse los tontos ante la nueva situación que atraviesa la Argentina, de fuerte debate acerca de los medios de comunicación y la necesidad de que el poder de esta práctica sea democráticamente repartido. Y no sólo eso: con una nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual votada por mayoría en ambas cámaras y hacia cuya reglamentación estamos avanzando.
Ninci, al igual que muchos, no creen conveniente hablar de "monopolio" al referirse a la situación de poder de los empresarios de medios.
Hablamos de monopolio no como el "gran hermano" que es la opinión omnipresente y única, pero si que detenta una posición dominante en el mercado. El grupo Clarín_ con 260 licencias_ ni siquiera respeta los márgenes que establecía la vieja ley de radiodifusión que amparó las atrocidades de los genocidas de la última dictadura militar y que, con el menemismo, permitió la creación de multimedios, que establecía un tope de 24 licencias. Un grupo que se jacte de tales licencias no puede más que representar la violación al derecho a la información y a la libertad de expresión cuyos sujetos somos, o deberíamos ser, todas las personas. Además, se debe considerar que para la comunicación gráfica, el Grupo Clarín es uno de los principales accionarios de la empresa Papel Prensa, concedida con irregularidades en medio de presiones y torturas a sus propietarios y de cuya planta sale el 90 por ciento del papel de diario que se consume en Argentina. La posición dominante de Clarín en este negocio le posibilita a su diario papel barato y desigualdad de condiciones de compra a sus competidores, coartando la libertad de expresión por las mismas presiones económicas que impiden que un diario pueda salir a la venta o deba limitar sus tiradas.
Así que dejemos el juego semántico y aceptemos que la posición dominante en el mercado de este grupo es un impedimiento a la posibilidad de una comunicaciòn de muchos para muchos.
Por otra parte, cualquier análisis de la situación de los multimedios requiere un somero conocimiento acerca de sus actores principales y de sus relaciones con otros espacios de poder. Que Ninci haya hecho denuncias en el Grupo Clarín contra el menemismo no es un acto de "tener huevos" ni cataloga a una periodista de "gran periodista de investigación" toda vez que conocemos que el menemismo, sobre todo en su última fase, fue atacado desde diferentes medios que lo sometieron a investigaciones porque la corrupción de ese gobierno llegaba a límites infranqueables. El país de ilusión a que nos sometió Menem tenía corta vida y mostraba sus fisuras en el hambre y la miseria sembrada en el país. Con esto no pretendo restar mérito al trabajo de denuncia, sino hacer comprender que no se puede salir a defender al monopolio diciendo que jamás censura cuando lo que se investiga no toca directamente al monopolio. Tan sencillo como eso.
La ignorancia o la total indiferencia acerca del nuevo momento, histórico momento, que vivimos en nuestro país acerca de la discusión del rol de los medios lleva a actores sociales, como Ninci, a hablar de que nunca la censuraron en Clarín, y presentando al grupo como un espacio en donde se puede hablar, desestimando que se ha destapado una olla putrefacta que vincula a su propietaria, la señora Ernestina Herrera de Noble, con una causa de más de 8 años (la pelea de los K con Clarín aún no existía y mucho menos existía el kirchnerismo como gobierno) por una investigación sobre apropiación ilegal de niños durante la última dictadura, la compra ilegal de Papel Prensa, el negociado de Clarín con las AFJP que le hizo perder a los jubilados más de 400 millones de pesos y el colaboracionismo que desde las editoriales y tapas se le dió a los dictadores y genocidas de los cuáles recibieron cuantiosos negocios. Estos y otros temas, simplemente no pueden ser desarrollados por ningùn periodista en el grupo Clarìn sin que se falte a la verdad. Quizá los temas se toquen, pero en su tratamiento se tergiversan, impidiendo a la población gozar del derecho a informarse.
Ninci acusa de "falta de pluralidad" a programas como los del canal público. Apunta directamente a 6,7,8 que, para mi, se ha convertido en la tribuna militante de miles de seguidores que apoyan las lineas más importantes del modelo propuesto por el gobierno nacional y que tiene como simpatizantes a otros políticos y actores sociales de la oposición de centro izquierda y diversas organizaciones sociales y de derechos humanos. Decir "tribuna militante" no es lo mismo que decir "pagos por el gobierno para decir lo que el gobierno quiere". Aceptemos de una vez que el periodismo independiente es un invento paara tapar, debido a sus negocios, sus defensas corporativas y presentarse con un maquillaje aceptable ante la sociedad. El periodismo como cualquier ciencia humana y como cualquier persona se haya sujeto a condicionamientos ideológicos, creencias políticas, ideales de vida, concepciones de mundo. El trabajo del periodista es informar y cada cual lo hace respetando, más o menos, la verosimilitud de los hechos; pero todos, sin excepción lo hacen desde un marco particular de visión. Eso no puede negarse, pues siempre ha existido. Lo inaceptable a esta altura del debate es que esas posiciones ideológicas no se hagan transparentes. En este sentido, el programa 6,7,8 nos expone su ideología y nos permite elegir entre acordar o no con sus posturas; no así, por ejemplo, TN que habla en nombre del "bien común", de la "independencia", de lo que "dice o quiere la gente".
Se ha dicho que los invitados no reflejan la pluralidad que se le exige a los medios en estos momentos. Se arguye que en las mesas de TN siempre invitan, al menos, a un oficialista. Como primera aproximación del sentido común no suena ilógico, pero el problema es que el sentido común siempre es engañoso. Quienes nos hemos acercado al estudio de la comunicación con sus procesos y operaciones de producción de sentido sabemos que la construcción de discursos nunca es casual. Cada actor interviniente en un programa de televisión, por citar el caso, se ve sometido a un tema propuesto, a una linea bajada por los conductores, al otorgamiento de la palabra por los mismos direccionando la discusión, a cortos tiempos de intervención donde, generalmente, las ideas no pueden concluìrse, al griterío de los adversarios discursivos que se convierte en show desenfocando el tema principal por el cuál se los había convocado. Existe un zócalo o texto gráfico que postula o resume lo que acontece según la interpretación editorial. Ya ni siquiera en los zócalos hay información sino que hay interpretación (así en la intervención del entonces diputado por FORJA_ Claudio Morgado_ citado para hablar de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el zócalo sentencia: “LEY K DE CONTROL DE MEDIOS” tergiversando la verdadera intención de la ley.) Por si fuera poco en los programas, aunque se inviten a oficialistas y opositores, hay edición que se hace según parámetros muy particulares de cada producción. Y vale aclarar que no se trata sólo de los programas grabados _que pueden someter a posteriori el material “en crudo” a una selección de tomas_ sino que el propio vivo de la tv con sus diversas cámaras establece un montaje que construye un discurso según las tomas de cámara que se yuxtapongan en el proceso. ¿Muy minucioso dirán? Pero asi operan los medios.
Por lo tanto, quien crea que su cuota de pluralidad se cumple al ver sentados, frente a frente, a un opositor y a un oficialista decepciona en cuanto a inteligencia se trata. De lo que hablamos cuando hablamos de pluralidad con la nueva ley de medios es que existan muchas líneas editoriales, diversas líneas editoriales que se hagan manifiestas al consumidor de información. Que existan muchos medios en muchas manos diferentes, que no sean los mismos dueños quienes roben el derecho a informar de las mayorías. Que cada uno pueda invitar a quien desea a su programa (amén de que las mesas plurales siempre ofrecen mayor debate y no hay que descartarlas) porque, de todos modos, el televidente, el lector puede simplemente cambiar de canal, de programa, o consumir otro diario para enterarse de otro punto de vista. De eso hablamos cuando hablamos de pluralidad y es una falacia decir que hoy en la Argentina se puede elegir: nadie puede elegir con libertad (y de eso se trata) cuando nos resignan a lo que hay, siendo nuestro derecho poder escuchar muchas voces más.
Por otra parte, es increíble que se sigan esgrimiendo argumentos del tipo “6,7,8 sale de nuestros bolsillos” por tratarse del canal público. Diversos gastos y sueldos se pagan de las contribuciones de todos los ciudadanos porque así se sustenta una sociedad que debe propender a ser lo más democrática posible en la asignación de esos recursos. Por ejemplo, increíblemente de nuestros aportes se solventan también los recursos para diversas religiones (algo que debería revisarse de inmediato porque no concuerda en un Estado que se postula Laico) y, sin embargo, a nadie se le ocurrió querer acabar con alguna religión, quejarse porque le sacan la plata o querer imponerle a esos cultos otra línea ideológica (tampoco, como dijo el panelista de ese programa_Cabito_pedirle a la maestra de colegio público que apruebe a nuestro hijo o al oficial que no nos multe porque de nuestro bolsillo salen sus sueldos). Ni hablar de las mentiras que Lanata tuvo que, tibiamente, salir a desmentir, cuando se dijo en el programa anterior que el canal público le pagaba a la productora PPT por el programa 11 millones de pesos. Jugadas berretas para gente berreta.
Por todo esto y, sin lugar dudas, se desprende que la postura de Ninci de salir a defender al monopolio Clarín resulta poco aceptable a la luz de las luchas de las miles de organizaciones sociales que vienen militando la ley de medios que el ejecutivo decidió lanzar y que se aprobó el pasado 10 de octubre de 2009, glorioso día para todos los militantes por una comunicación democrática de verdad. Y la postura de Romano viene a plasmar un poco esta idea de los nuevos tiempos que corren, en donde el ciudadano está más prevenido, se ha ejercitado en la lectura entre líneas y ya no compra gato por liebre: ha comprendido que la comunicación es un factor de poder y no sólo la portada amistosa de ese diario que acompaña los mates del domingo y el viaje en subte o el vínculo entrañable con ese conductor de noticiero de TV que, cada noche, parece mirarlo a los ojos y para contarle “la verdad”.
Gracias a Dios todo este revuelo y que cada cosa empiece a tomar su lugar.