Esta no pretende ser una crónica de los hechos acaecidos en el día de ayer, 30 de septiembre. Encontrarán informaciones mucho mas nutridas y especializadas que puedan dar cuenta de los sucesos. Tan sólo deseo expresar mi apreciación personal y el profundo encadenamiento de preguntas, miedos, exaltaciones, incertidumbre e impotencia que generó en muchos conocidos y en mi la sublevación de parte de la policia ecuatoriana, el avasallamiento de la soberanía popular y la idea de que la democracia en Ecuador podía correr la misma suerte que en la hermana Honduras.
Comenzamos el día con la noticia de un nuevo ataque a la soberanía en Ecuador que nos puso, de asalto, en alerta. Porque entiendo que no se trata ya de unidades nacionales separadas sino de una realidad latinoamericana que hunde sus raíces en una historia común. El ataque a cualquier país de latinoamérica es avisorado como el ataque a la región y el intento de volver atrás en las luchas obtenidas por países cuyos dirigentes comienzan a cambiar, a debatir y a replantear ejes fundamentales en los que descansaban las viejas políticas de la subordinación y genuflexión.
Un intento de golpe de estado encubierto como sublevación policial por el supuesto rechazo a una ley que los compete, pero que implicó un intento destituyente claro, el atentado directo contra la figura presidencial y contra el pueblo ecuatoriano que llenó las calles. Es que en estos pueblos se da la conciencia de que la democracia es un valor demasiado importante como para pensar en la sola idea de dejarla arrebatar.
El coraje cívico demostrado por el pueblo y por el propio presidente merecen elogios. En Argentina tenemos la experiencia de presidentes escudados en la cobardía y el recuerdo del helicóptero que, sin escrúpulos, sobrevoló el caos que había contribuído a desatar. Cómo contrasta esa imagen con lo acontecido en el día de ayer. Cuántas razones tenemos hoy para celebrar a gran parte de los gobiernos de nuestra América Latina. Gobiernos que, como Venezuela, Bolivia, y el intento destituyente con las patronales del agro a la cabeza en la Argentina del 2008, han pasado y pasan por duras pruebas para resistir el golpismo y la reacción de los intereses que pretenden seguir ahogando a las naciones que quieren comenzar a despegarse de su situación de dominio.
Los acontencimientos de Ecuador hacían palpitar el duro recuerdo del avasallamiento a Honduras, la triste incertidumbre pendiendo de un hilo interminable. Una Honduras que vivió su golpe el 28 de junio de 2009 y cuyo presidente democrático, Manuel Zelaya, no pudo volver al poder; donde masacraron a un pueblo que, como el ecuatoriano, no dudó en salir a las calles para defender su democracia y donde la lista de periodistas asesinados se cuenta por decenas. Poco a hecho la Sociedad Interamericana de Prensa para condenar esos atropellos a la vida y a la libertad de prensa que los golpistas desestimaron al punto de no importarles cometer asesinatos.
La toma de la televisión pública ecuatoriana; las declaraciones del ex presidente ecuatoriano, Lucio Gutierrez, llamando a disolver el parlamento hablan, más que de una expresión de intereses particulares de la policia que persiguiera reivindicaciones salariales, de un intento conspirativo y destituyente para llevar a cabo un golpe de estado.
"Yo salgo como presidente de la república o salgo como cadáver", esas fueron las palabras del presidente Rafael Correa, atacado con gases lacrimógenos y cuya vida corrió serio riesgo durante las horas que duró su secuestro en el hospital policial donde fue trasladado para ser atendido. Por miles los manifestantes del pueblo ecuatoriano se acercaron al hospital para rescatar a su presidente. Hubo disparos, gases lacrimógenos y la lucha entre fuerzas especiales fieles al presidente y las fuerzas que se insubordinaron.
La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner convocó a una sesión extraordinaria de la UNASUR en Buenos Aires, que está sesionando en este momento. Argentina fue uno de los primeros países en declarar públicamente su repudio al intento de golpe de Estado.
Rafaél Correa logró ser liberado, no se cuenta aún con una cifra oficial de heridos, y se habla de un muerto en esta lamentable muestra reaccionaria. Pero el alma nos vuelve al cuerpo por el hecho de no tener que contar la historia de otra Honduras.
Ecuador saldrá más fortalecida y en este nuevo escenario se plantea que los pasos hacia adelante de los pueblos son conquistas que éstos se niegan a resignar. También están ante nosotros los desafíos y todo lo que falta por delante, pero con una fuerte consigna enarbolada por tantos luchadores populares: NO PASARÁN!!!