lunes, 26 de julio de 2010

Evita, por siempre viva en el corazón de su pueblo


Eva
por María Elena Walsh.


I
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Calle Florida, túnel de flores podridas.
Y el pobrerío se quedo sin madre
llorando entre faroles sin crespones.
Llorando en cueros, para siempre, solos.
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Sombríos machos de corbata negra
sufrían rencorosos por decreto
y el órgano por Radio del Estado
hizo durar a Dios un mes o dos.
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Buenos Aires de niebla y de silencio.
El Barrio Norte tras las celosías
encargaba a Paris rayos de sol.
La cola interminable para verla
y los que maldecían por si acaso
no vayan esos cabecitas negras
a bienaventurar a una cualquiera.
.
Flores podridas para Cleopatra.
Y los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.
Calles de invierno donde nadie pregona
El Líder, Democracia, La Razón.
Y Antonio Tormo calla “amémonos”.
.
Un vendaval de luto obligatorio.
Escarapelas con coágulos negros.
El siglo nunca vio muerte mas muerte.
Pobrecitos rubíes, esmeraldas,
visones ofrendados por el pueblo,
sandalias de oro, sedas virreinales,
vacías, arrumbadas en la noche.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.
.
Y el amor y el dolor que eran de veras
gimiendo en el cordón de la vereda.
Lagrimas enjuagadas con harapos,
Madrecita de los Desamparados.
Silencio, que hasta el tango se murió.
Orden de arriba y lagrimas de abajo.
En plena juventud. No somos nada.
No somos nada más que un gran castigo.
Se pintó la República de negro
mientras te maquillaban y enlodaban.
En los altares populares, santa.
Hiena de hielo para los gorilas
pero eso sí, solísima en la muerte.
Y el pueblo que lloraba para siempre
sin prever tu atroz peregrinaje.
Con mis ojos la vi, no me vendieron
esta leyenda, ni me la robaron.
.
Días de julio del 52
¿Qué importa donde estaba yo?
.
.
II
.
No descanses en paz, alza los brazos
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.
.
No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,
metiste a las mujeres en la historia
de prepo, arrebatando los micrófonos,
repartiendo venganzas y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero
¿Quién va a tirarte la última piedra?
.
Quizás un día nos juntemos
para invocar tu insólito coraje.
Todas, las contreras, las idólatras,
las madres incesantes, las rameras,
las que te amaron, las que te maldijeron,
las que obedientes tiran hijos
a la basura de la guerra, todas
las que ahora en el mundo fraternizan
sublevándose contra la aniquilación.
.
Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste.
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,
única reina que tuvimos, loca
que arrebató el poder a los soldados.
.
Cuando juntas las reas y las monjas
y las violadas en los teleteatros
y las que callan pero no consienten
arrebatemos la liberación
para no naufragar en espejitos
ni bañarnos para los ejecutivos.
Cuando hagamos escándalo y justicia
el tiempo habrá pasado en limpio
tu prepotencia y tu martirio, hermana.
.
Tener agallas, como vos tuviste,
fanática, leal, desenfrenada
en el candor de la beneficencia
pero la única que se dio el lujo
de coronarse por los sumergidos.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar basta
aunque nos amordacen con cañones.
.
.


sábado, 17 de julio de 2010

El Compromiso

En el devenir de mi vida algunos cambios de trayecto podrían hacerme pensar que hubo un momento puntual en que yo decidí para mi vida el camino del compromiso. Pero si realizo un inventario veo en los momentos previos, desde el mismo instante en que se empieza a tomar conciencia en la niñez y se actúa con ciertas convicciones, que me acompañó el interés por las cuestiones sociales desde siempre. Eso no significa que hubiera sabido desde temprano el camino para llevar adelante esa inquietud, esa práctica, ese desvelo. Tampoco que yo sea ejemplo de nada, porque no soy sujeto de proezas, pero si de pequeños logros e intervenciones que en mi vida significan mucho y que aunque sea una persona más en este profuso mundo, creo fervientemente que la toma de conciencia de alguien más siempre es una esperanza.
Pensé, en la adolescencia, que los grupos que se forman en las Iglesias (aunque nunca llegué a participar en uno), la recolección de ropa y comida podría ser una buena contribución. Pero la caridad y la donación comenzó a parecerme vacía y verticalista: la mano que da siempre parece estar más arriba o más lejos que la mano que recibe. Tampoco uno se comprometía quejándose del mundo, de la política, de la violencia. Algo no me cerraba. Oficié de vagabunda por el mundo sin un espacio en el cuál reconocerme. Fueron años duros.
Lo que sí es cierto es que hubo un momento en que mis desplazamientos por la facultad me permitieron aprehender un mundo nuevo sobre el mundo actual. Emergió con fuerza un rico juego de significaciones y cambió completamente mi visión sobre la política. Esa palabra era la clave: una concepción política del mundo, de las prácticas que llevamos a cabo. Comprendí que la política es una manera de posicionarse y actuar en el mundo, que conlleva consecuencias como toda acción. Eso que todo el mundo desprestigiaba, que los propios políticos nos enseñaron a desdeñar porque en muy pocas ocasiones supieron honrarla.
Pero negar la importancia y la potencialidad transformadora de la política es desconocer el mundo y su historia. La política, en medio de procesos de luces y sombras, ha dado lugar a que lo impensado se convirtiera en un derecho: Hubo un momento en que los poderes hegemónicos consideraron parte del orden la exclusión del voto de la mayoría de la población y se practicaba el voto censatario o restrictivo considerando posiciones económicas, de instrucción o civiles. Pero esa hegemonía se vió contrariada por las demandas de grandes masas de población que comenzaron a luchar, y esa lucha tuvo carácter político, para ser incorporados en las grandes decisiones que atañen al destino de un país. En 1912 surge, con la ley Saénz Peña, el voto universal masculino, secreto y obligatorio. No fue el fin de los fraudes ni la continuidad del hilo constitucional, pero el paradigma había cambiado. Aún más lo hizo en 1947, cuando el peronismo_ con Evita a la cabeza_ promulga el voto femenino, bandera reclamada por décadas. Aquellos años en la Argentina fueron de cambios profundos y eso se debe a la lucha de los trabajadores y sus pensadores embanderados en sus diferentes partidos y con sus diversas consignas. Las grandes masas se incorporaron a la cosa pública como nunca antes y fueron un factor de poder que amenazaba con debilitar la hegemonía imperante, que debió abrir el juego para lograr transfomarse a la nueva situación sin perder completamente el poder.
Ese pueblo excluído logró organizarse para conseguir la victoria de sus luchas, muchos han quedado en el camino y con ellos sus legados libertarios. Y mucha agua corrió hasta llegar a la década de los 90, luego de cruentas dictaduras militares con complicidades civiles que escribieron con sangre la historia colectiva de nuestro horror. Y los 90 fue la década en que pasé la mayor parte de mi infancia y adolescencia. Si hacemos un somero repaso de los dogmas que en ese período inundaron los medios de comunicación encontramos a un mercado que, supuestamente, desplaza a la política y viene a solucionar todos nuestros problemas. El libre mercado, la apertura indiscriminada de nuestras fronteras para establecer relaciones carnales con el mundo "globalizado y civilizado", la modernidad, la comodidad, lo inmediato. Producto de esas prácticas el Estado fue un ausente en las políticas sociales pero con una inmensa influencia y complicidad para vaciar la Nación y dejarla en manos de los grandes poderes económicos. La patria financiera devaluaba los ideales y las utopías de las generaciones combativas y revolucionarias. Podemos entrar en discusíón acerca del término revolución, yo opino que cada cambio en favor de las clases populares puede ser considerado un paso decisivo; porque creo en la definición de las utopías que ayudan a caminar y cada pisada que nos acerque a la conquista de un derecho debe ser considerada con el mayor de los respetos.
Esa patria financiera desgajaba el potencial de la política como herramienta transformadora de la realidad en pos de la justicia social. Yo soy hija de esa década y de esa concepción. Y como yo millones de jóvenes se criaron bajo el paradigma de que la política es un engaño, está llena de corrupción y que "no hay uno que se salve", por eso..."mejor, no te metas".
El proceso para sacerse ese yugo, esa venda es muy largo, pero no lo suficiente como para convertirlo en una causa perdida. En la plenitud de mi edad elijo una de las tantas carreras que me acerca a concepciones del mundo que no quieren que se les coloque fecha de vencimiento, porque son herramientas conceptuales para mirar el mundo a través de ellas y poder recontruír el mosaico de la realidad.
Por eso, dejé de pensar en caridad para poner el foco en la solidaridad. Dejé de quejarme de la sociedad y de los políticos como entes intransformables y homogéneos (todos igual de tramposos y manipuladores) para reivindicar a la política como instrumento fundamental y transformador de la democracia. Dejé la posición cómoda del pesimismo para intentar una interpretación relacional y una comprensión histórica del mundo. No tengo, en absoluto, todas las respuestas; pero tengo una guía, una mirada nueva, una perspectiva, un método (o varios) y muchas preguntas. Preguntas que cambian el foco, se trata de saber parir nuevas miradas.
Uno va conociendo autores, experiencias de vida, mundos impensados y en las reuniones familiares o de amigos comenzamos a hablar un lenguaje "raro". La recuperación de la riqueza del lenguaje es también una forma de revalorizar la política y nutrir la cultura. Pero también está el temor de quedar incomprendido, por eso se desea una mayor democratización de la riqueza de la lengua, lo cual es un arduo proceso que soñamos con alcanzar.
El discernimiento, la duda, la puesta en cuestionamiento del sentido común, el análisis comparativo e histórico del discurso de los medios, del discurso político, la toma de una postura nos coloca en la posición del compromiso. La ira ante la injusticia es un sentimiento que ningún comprometido puede dejar de sentir, pero debe acompañarla la participación en alguna decisión o acción trascendente, en el apoyo a una consigna desde donde se pueda, como se pueda mientras se divise que esa causa es una lucha por la mayor justicia e igualdad. No faltarán las murallas ideológicas, el choque en la confrontación de valores inculcados, pero entiendiendo que las sociedades son dinámicas y que lo que se consideran "normalidades" son construcciones históricas siempre se podrá revisar la propia ideología para ampliar sus alcances o desechar sus prejuicios al cambio.
La actividad política es necesaria, la ejercemos todos con mayor o menor conciencia, porque hasta las posturas radicalmente anti-políticas son la toma de una posición ante la vida y la sociedad.
Mal que les pese a personajes como Silvina Walger, han sido las políticas de derechos humanos de este Gobierno las que emprendieron la tarea de avanzar en los juicios de lesa humanidad llegando a fallos históricos después de décadas de impunidad, obediencia de vida y punto final. Ha sido la política, con la inicitiva de este Gobierno, la que recuperó las jubilaciones privatizadas con las cuales se hicieron funestos negocios, la que se enfrentó al poder concentrado y monopólico de los medios de "desinformación" que venían detentando un poder incuestionable y hasta criminal. Qué lamentable para un estudiante haber leído la obra de un autor que desconocía, entusiasmarse con su perspectiva esbozada en décadas pasadas y encontrarlo por primera vez en la televisión cumpliendo un papel vergonzante. ¿Qué le pasó a Silvina Walger desde Tv Guía Negra con Carlos Ulanovsky, en 1973, hasta el penoso discurso de "estos son peores que los militares", su machismo indecoroso en la subestimación de la Presidente de la Nación y sus cómodas apariciones bajo la complacencia de Mariano Grondona o sus columnas en La Nación?
Lo que me permite hacer estos juicios es cierta mirada histórica que me impide pasar por alto lo que en estos últimos años representan cambios de paradigmas, gestas de nuevos movimientos ciudadanos y populares, nuevas luchas en el plano discursivo, material, simbólico.
No se trata de negar las muchas falencias que tenemos como sociedad, la desolación a la que se ven sometidos millones de compatriotas aún en el 2010. Se trata de cuidar los logros obtenidos, muchos de ellos banderas históricas de movimientos sociales y políticos que exceden al kirchnerismo pero que encontraron en él un punto de confluencia. Cuidarlos de la bosta con que se pretende ensuciarlos, aludiendo a juicios torpes, privados de argumentos, y vacíos de legitimitad toda vez que se coindice con el discurso de los poderosos, no se ve el avance popular frente a determinadas medidas y se sigue jugando a la política como "cosa sucia" que jamás podrá resolver los problemas de los argentinos porque "el matrimonio presidencial" siempre está ahi "para arruinarlo todo".
Por eso el compromiso es indisoluble de la política y ésta inseparable de las acciones que propenden a una mayor libertad y a la vocación de justicia.

miércoles, 14 de julio de 2010

Familia Tipo y miradas que excluyen

Faltan pocos minutos para que se comience a tratar en el recinto de Senadores el proyecto de Ley de Matrimonio Igualitario. Al hacer un somero repaso por los canales de noticias, una multitud anaranjada me golpeó con violencia por sus consignas. Lo mio y lo de muchos que nos sentimos violentados, no es intolerancia; es la percepción y la convicción de que estos grupos están confundiendo las cosas llegando a un cínico juego de ser "los dueños de la verdad". Habiéndome criado y teniendo como meta la familia heterosexual no me jacto de poder sentenciar qué es una familia. Me ha tocado en suerte ser hija de dos padres maravillosos juntos hace 45 años y tener dos hermanos; pero podría no haber sido así y me siento lo suficientemente libre de pensamiento en este mundo como para aceptar la diversidad de familias existentes, familias que se definen por ser un seno de amor y protección y no por conformar la foto que se expone en el living.
Los senadores de la oposición, en su mayoría, cansan con su constante referencia al oficialismo como el oportunista que radicaliza el debate, negándole a la sociedad confusa que conozca que este proyecto es apoyado sólo por algunos oficialistas y que fue el Partido Socialista quien lo lleva como proyecto. Nos vienen a decir que hay una Confrontación "Iglesia-Gobierno" cuando se trata de una radicalización fundamentalista del discurso religioso contra una minoría que ha conseguido apoyos de otros sectores de la sociedad. Se dice que los grupos minoritarios en este debate han sido respetados, cuando con violencia se les dice a los homosexuales que no son familia, que no están capacitados para críar y en las marchas se desplegaron expresiones que conmueven por su odio.
Mucho antes de que las organizaciones homosexuales recibieran el apoyo parlamentario para imponer este tema en agenda, el arquetipo de familia tradicional ya se había venido abajo. Los homosexuales no quieren imponerle a los heterosexuales otra forma de vida y éstos parecen querer hegemonizar el discurso y vivir en la ilusión de la familia perfecta.
Pero para este tema elegí las palabras de una mujer que admiro para poner en escena un pensamiento rico y esclarecedor.


La tiranía de la Familia Tipo
Por Sandra Russo

Cada año, para junio, cuando se acerca el Día del Padre, en muchas casas sopla una brisa de angustia. La brisa de la falta. Sucede otro tanto, en otras casas, cuando llega el Día de la Madre. Esos son los días icónicos de la Familia Tipo, de cuya expulsión o deserción no pueden evadirse los que viven fuera de su aura. La tiranía de la Familia Tipo que se impone desde los soportes canónicos del imaginario social, es decir los medios y la publicidad, castiga a muchos inocentes. Los niños sin padre o sin madre, por ejemplo. O los que tienen padres o madres diferentes. Esos días tiene lugar el estigma.

Mientras en la vida real las familias experimentaron en los últimos cincuenta años cambios inimaginables, vinculados no sólo con la evolución de un tipo de pensamiento sino, además, con nuevas formas de producción capitalista, los soportes del imaginario social persisten en aferrarse a la Familia Tipo, convirtiéndola en un corset del que se escapan millones de personas que viven otras escenas.

En estos días, cuando se discute en el Senado la ley de matrimonio igualitario, desde los sectores confesionales arrecian las definiciones que presuponen a la familia humana de una sola forma y composición. De esas definiciones brota la idea de un hombre y una mujer uniéndose en matrimonio para procrear, y manteniéndose juntos para la crianza de los hijos. De esa ceñida, ahogada idea de familia “normal”, no quedan afuera solamente las parejas del mismo sexo que desean casarse y eventualmente también criar a sus hijos. Otros han quedado afuera antes. Los solteros, los viudos, los emocionalmente fracasados. Y es más: la Familia Tipo incluye en su nube de presunta plenitud a muchos infelices y a muchos depravados.

Cuando uno decide o no tiene más remedio que llevar su vida por carriles que no son los que desembocan en la aprobación de cada una de sus tías, siempre atraviesa, de alguna manera muy personal, un desprendimiento interno. Nos desprendemos de esas partes nuestras que no pondremos en juego.

En un intercambio frenético de correos que mantuvimos hace unos años con mi amigo, el bloggero y activista gay Christian Rodríguez, y que fue publicado en mi libro Amar y flirtear, revisábamos esa expresión que aparentemente sólo atañe a los homosexuales, “salir del ropero”. Era a partir de los estereotipos que puso en acción la película Secreto en la montaña. El debate era si se trataba de una película de amor, o de una película de amor gay. En las historias de amor que consumimos en los productos culturales, siempre se impone el obstáculo entre los amantes, y ese obstáculo es externo. Rico, pobre, negra, blanco, joven, viejo, odio entre familias, odio entre etnias, odio entre pandillas, la CIA y la KGB. En esa película, decía Christian, el obstáculo era interno y ése era su rasgo más fuerte. El obstáculo era la lucha subjetiva de cada uno, Ennis y Jack, entre lo que le pasaba y lo que no debía pasarle. Entre cada uno de ellos y el amor, lo que se interponía era la propia idea del amor, y su propia idea de sí mismos.

De allí surgió un análisis de qué significa ese closet, y la idea de que en un ropero está la ropa disponible y descartada. Todos tenemos un closet del que salimos cuando hemos decidido qué de nosotros vamos a defender como nuestra identidad, y qué partes disponibles descartaremos, porque “salir del ropero” implica, antes que nada, una renuncia a lo que no se elige ser.

También en ese diálogo se arribaba a la idea de que es del mundo homosexual, precisamente, desde el que nos han llegado, culturalmente en las últimas décadas, las noticias más vivas sobre el amor estable, sobre el deseo ferviente de construcción de familia. Son ellos y ellas las que están haciendo planteos de planificación familiar con una claridad cegadora. El de ellos y ellas es un planteo maternal y paternal que se sobrepone al narcisismo para fluir en el amor al hijo. Quieren asegurarse el destino del hijo si el padre o la madre adoptante llegaran a morir. Para eso necesitan casarse.

Sabemos, cuando abandonamos el barco de la Familia Tipo, que hay familia allí donde un niño o una niña, un hombre y una mujer, mujeres u hombres se sientan incondicionalmente amados. La hay donde hay ese tipo de afecto que no se pone a prueba, ni depende de los vaivenes de las personalidades.

Hay familia donde hay seguridad. Se habla muy poco de este tipo de seguridad, la afectiva, de la que dependen tanto las chances de nuestra felicidad.

martes, 13 de julio de 2010

Matrimonio Igualitario





Toda sociedad humana tiene, en lo más íntimo, una gran cloaca que cada tanto se destapa. Existen intereses contrapuestos y visiones de mundo que chocan entre sí junto con la construcción de grandes poderes que ejercen su hegemonía y redactan el inventario de los excluídos, los discriminados, los que deben ser invisibilizados; todo ello con sus implicancias en lo simbólico y en lo material. Esto apunta a que la madeja de todo este sistema de exclusión es una construcción histórica a través de los siglos y no un "orden natural" al que debamos someternos.
El Poder, cuestión que parece abstracta pero que tiene actores sociales concretos que lo ejecutan, se encarga de dictaminar, en base a sus presupuestos ideológicos, una serie de premisas que establecen qué es normal y qué es considerado anormal o aberrante en una sociedad.
El tema de la homosexualidad acompañó la historia del hombre y presenta sus ejemplos en el reino animal. Ha sido tratado de diversas maneras en los medios de comunicación: desde su total invisibilidad, a la introducción del homosexual como afeminado que incomoda a los heterosexuales con su doble intensión, a la abierta muestra de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en telenovelas. Con respecto a estas últimas, se ha dicho que es un avance en relación a la cuestión de la homosexualidad, ya que antes no figuraban y ahora están en pantalla. Personalmente creo que esto es un error, porque en sobradas ocasiones se ha dicho que la homosexualidad no se trata solamente de lo que hacen dos personas en la cama. Hay una visión reduccionista que se asentúa, pues los inadecuados tratamientos acerca de este tema llevan a que, a pesar de tener siglos de existencia, la homosexualidad siga causando sorpresa o incomodidad. El reduccionismo está basado en el imaginario que se despliega alrededor del acto sexual y toda una serie de prejuicios que, durante años, vincularon a una enfermedad como el SIDA a los contagios por "prácticas" homosexuales.
Ahora, parece que está bien y hasta tiene un cierto grado de tolerancia mostrarlos teniendo sexo en la pantalla de TV pero resulta un escándalo viéndolos militar en política para sancionar una ley de Matrimonio Igualitario.
La Iglesia católica, con Bergoglio a la cabeza y algunos grupos evangelistas desplegaron una prédica oscura, fundamentalista, arcaica, ignorante y profundamente discriminatoria. Fueron expertos en mezclar con absoluto desparpajo la cuestión de la homosexualidad con la pedofilia, la zoofilia y el incesto. El Cardenal Bergoglio salió a decir que esto se trataba de una "guerra de Dios" y que estos proyectos representaban un ataque a los "planes de Dios". El manto satánico con que este jerarca de la Iglesia intentó cubrir lo que es un reclamo legítimo por un derecho postergado no hace más que abrir, nuevamente, la cloaca de las más obsenas inhumanidades. La prédica del Amor queda muy lejos de "los Planes de Bergoglio" y la cúpula de la Iglesia sigue sin escarmentar acerca del progresivo poder que pierde entre el pueblo toda vez que se aleja de sus padecimientos reales e intenta influír en las políticas transformadoras.
Aún desgastada en su credibilidad, en medio de escándalos por encubrimiento de sacerdotes abusadores de menores, la Iglesia sigue siendo un poder político influyente en ciertas capas de la sociedad. Por eso es que un grupo de la oposición se apoya en el discurso eclesiástico y esa sujeción es mucho mayor en las provincias con sesgo conservador, donde muchas veces lealtad a la prédica religiosa implica ganar votos en las elecciones.
Pero lo grave de todo esto es que la ley de Matrimonio Igualitario, que viene siendo militada desde hace cinco años y que este miércoles será tratada en Senadores, es atacada por varios frentes sin aclarar que no afecta el matrimonio religioso, que se trata de un derecho civil que permitirá a las familias ya existentes alcanzar un nuevo piso de igualdad. En todo caso, como ha sucedido con otros temas como Ley de Medios que permitió poner en el tapete ciertos incuestionables, se trata de repensar el significado de familia a la que la Iglesia alude constantemente. La familia, como institución inserta en el cuerpo social, sufre cambios que se dan en el plano social, cultural, económico, simbólico, político. La realidad es que, desde hace mucho tiempo, existen familias diversas y no el prototipo "papá, mamá, hermanos": hay madres solas, padres solos, abuelos y tios criando niños, niños adoptados monoparentalmente que conviven con parejas homosexuales y niños que han sido concebidos por una madre o un padre viviendo bajo el seno de una pareja del mismo sexo. La familia a la que alude la Iglesia, en su vocación de proteger lo que es proclamado por el poder como "normal", ha cambiado profundamente y, otra vez, esta institución da muestras de no poder hacerse cargo de la diversidad y condenar los actos que de ejercen fuera de sus límites.
Pero la Iglesia tiene sus ejemplos de dignidad, dentro de lo que podríamos asociar a sus bases, alejadas del poder de la cúpula. El sacerdote bonaerense, Eduardo De La Serna en diálogo con Página 12 expresó lo siguiente:


“Siempre hablamos de la importancia del diálogo en la Iglesia, pero ahora aparece un jerarca (el cardenal Jorge Bergoglio) hablando de la ‘guerra de Dios’. Parece una cruzada, como en la época de la Inquisición, como si estuviéramos en el Medioevo”, dice De la Serna. Luego reflexiona: “Tiene una actitud tan violenta..., para mí que se equivocaron de siglo”.


“¡Si para la Iglesia el matrimonio civil no es válido! Cualquier católico que esté casado así y no por iglesia es un pecador... entonces, ¿qué les preocupa, si no se está debatiendo legislar sobre el matrimonio religioso para gays y lesbianas?”, razona De la Serna e imagina el caos que sería si otras religiones siguieran el ejemplo de la Iglesia Católica. “Se vuelve teocrático el país”, se responde. Y concluye: “La jerarquía no se resigna a perder el poder de meterse en la cama de la gente. Yo no me hice cura para meterme en la cama de la gente”.

Es innegable que estamos frente a la posibilidad de dar otra batalla cultural. La sociedad mundial, como gran cloaca, posee las peores experiencias de exterminio a raíz de concepciones racistas, homofóficas y discriminatorias. La posibilidad de plantear debates serios, que puedan sacudirse el yugo de la ignorancia, de las premisas "del contagio" de la homosexualidad u otras condiciones de vida nos va a permitir poder tomar las mejores decisiones. Nos colocaré en nuevo escenario para que dejemos de negarle a las personas su condición humana y aceptemos la igualdad para las personas más allá de su diversidad de condiciones, de los sujetos de su amor, o de su imaginario del mundo y la manera en que quieren y sienten vivir la vida.

Los Senadores de la Naciòn, nuevamente, tienen una importante decisión en sus manos y es imperioso que no acudan a ninguna "cláusula de conciencia" y se dispongan a trabajar por la igualdad de derechos.

sábado, 10 de julio de 2010

La batalla contra el sentido común y el monopolio.







Para los que sabemos lo que es Clarín la defensa de Ninci al monopolio se cae como casita de naipes. Y no es que pretenda atacar a una periodista, aunque sé que esta postura puede llevar a malentendidos. No soy Pierre Bourdieu, el sociólogo francés que en la década del 90 salió de las sombras para jugar el juego mediático y desarrollar un análisis argumentativo y descriptivo acerca del campo periodístico y el campo televisivo. El mismo Bourdie fue ferozmente atacado por periodistas e intelectuales mediáticos, por más que se haya esforzado en aclarar que no le interesaba hablar de periodistas en particular sino que su esfuerzo explicativo apuntaba a desmontar las operaciones de esos campos y, en todo caso, el lugar o la posición que los periodistas cumplían en ellos. Así que, para muchos de los que se aferran al más fogoneado sentido común, no saldré de la postura que "se empeña en cargar las tintas contra una simple periodista". No es mi intención, aunque muchos de estos trabajadores de la comunicacíón no deberían hacerse los tontos ante la nueva situación que atraviesa la Argentina, de fuerte debate acerca de los medios de comunicación y la necesidad de que el poder de esta práctica sea democráticamente repartido. Y no sólo eso: con una nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual votada por mayoría en ambas cámaras y hacia cuya reglamentación estamos avanzando.

Ninci, al igual que muchos, no creen conveniente hablar de "monopolio" al referirse a la situación de poder de los empresarios de medios.
Hablamos de monopolio no como el "gran hermano" que es la opinión omnipresente y única, pero si que detenta una posición dominante en el mercado. El grupo Clarín_ con 260 licencias_ ni siquiera respeta los márgenes que establecía la vieja ley de radiodifusión que amparó las atrocidades de los genocidas de la última dictadura militar y que, con el menemismo, permitió la creación de multimedios, que establecía un tope de 24 licencias. Un grupo que se jacte de tales licencias no puede más que representar la violación al derecho a la información y a la libertad de expresión cuyos sujetos somos, o deberíamos ser, todas las personas. Además, se debe considerar que para la comunicación gráfica, el Grupo Clarín es uno de los principales accionarios de la empresa Papel Prensa, concedida con irregularidades en medio de presiones y torturas a sus propietarios y de cuya planta sale el 90 por ciento del papel de diario que se consume en Argentina. La posición dominante de Clarín en este negocio le posibilita a su diario papel barato y desigualdad de condiciones de compra a sus competidores, coartando la libertad de expresión por las mismas presiones económicas que impiden que un diario pueda salir a la venta o deba limitar sus tiradas.
Así que dejemos el juego semántico y aceptemos que la posición dominante en el mercado de este grupo es un impedimiento a la posibilidad de una comunicaciòn de muchos para muchos.
Por otra parte, cualquier análisis de la situación de los multimedios requiere un somero conocimiento acerca de sus actores principales y de sus relaciones con otros espacios de poder. Que Ninci haya hecho denuncias en el Grupo Clarín contra el menemismo no es un acto de "tener huevos" ni cataloga a una periodista de "gran periodista de investigación" toda vez que conocemos que el menemismo, sobre todo en su última fase, fue atacado desde diferentes medios que lo sometieron a investigaciones porque la corrupción de ese gobierno llegaba a límites infranqueables. El país de ilusión a que nos sometió Menem tenía corta vida y mostraba sus fisuras en el hambre y la miseria sembrada en el país. Con esto no pretendo restar mérito al trabajo de denuncia, sino hacer comprender que no se puede salir a defender al monopolio diciendo que jamás censura cuando lo que se investiga no toca directamente al monopolio. Tan sencillo como eso.
La ignorancia o la total indiferencia acerca del nuevo momento, histórico momento, que vivimos en nuestro país acerca de la discusión del rol de los medios lleva a actores sociales, como Ninci, a hablar de que nunca la censuraron en Clarín, y presentando al grupo como un espacio en donde se puede hablar, desestimando que se ha destapado una olla putrefacta que vincula a su propietaria, la señora Ernestina Herrera de Noble, con una causa de más de 8 años (la pelea de los K con Clarín aún no existía y mucho menos existía el kirchnerismo como gobierno) por una investigación sobre apropiación ilegal de niños durante la última dictadura, la compra ilegal de Papel Prensa, el negociado de Clarín con las AFJP que le hizo perder a los jubilados más de 400 millones de pesos y el colaboracionismo que desde las editoriales y tapas se le dió a los dictadores y genocidas de los cuáles recibieron cuantiosos negocios. Estos y otros temas, simplemente no pueden ser desarrollados por ningùn periodista en el grupo Clarìn sin que se falte a la verdad. Quizá los temas se toquen, pero en su tratamiento se tergiversan, impidiendo a la población gozar del derecho a informarse.
Ninci acusa de "falta de pluralidad" a programas como los del canal público. Apunta directamente a 6,7,8 que, para mi, se ha convertido en la tribuna militante de miles de seguidores que apoyan las lineas más importantes del modelo propuesto por el gobierno nacional y que tiene como simpatizantes a otros políticos y actores sociales de la oposición de centro izquierda y diversas organizaciones sociales y de derechos humanos. Decir "tribuna militante" no es lo mismo que decir "pagos por el gobierno para decir lo que el gobierno quiere". Aceptemos de una vez que el periodismo independiente es un invento paara tapar, debido a sus negocios, sus defensas corporativas y presentarse con un maquillaje aceptable ante la sociedad. El periodismo como cualquier ciencia humana y como cualquier persona se haya sujeto a condicionamientos ideológicos, creencias políticas, ideales de vida, concepciones de mundo. El trabajo del periodista es informar y cada cual lo hace respetando, más o menos, la verosimilitud de los hechos; pero todos, sin excepción lo hacen desde un marco particular de visión. Eso no puede negarse, pues siempre ha existido. Lo inaceptable a esta altura del debate es que esas posiciones ideológicas no se hagan transparentes. En este sentido, el programa 6,7,8 nos expone su ideología y nos permite elegir entre acordar o no con sus posturas; no así, por ejemplo, TN que habla en nombre del "bien común", de la "independencia", de lo que "dice o quiere la gente".
Se ha dicho que los invitados no reflejan la pluralidad que se le exige a los medios en estos momentos. Se arguye que en las mesas de TN siempre invitan, al menos, a un oficialista. Como primera aproximación del sentido común no suena ilógico, pero el problema es que el sentido común siempre es engañoso. Quienes nos hemos acercado al estudio de la comunicación con sus procesos y operaciones de producción de sentido sabemos que la construcción de discursos nunca es casual. Cada actor interviniente en un programa de televisión, por citar el caso, se ve sometido a un tema propuesto, a una linea bajada por los conductores, al otorgamiento de la palabra por los mismos direccionando la discusión, a cortos tiempos de intervención donde, generalmente, las ideas no pueden concluìrse, al griterío de los adversarios discursivos que se convierte en show desenfocando el tema principal por el cuál se los había convocado. Existe un zócalo o texto gráfico que postula o resume lo que acontece según la interpretación editorial. Ya ni siquiera en los zócalos hay información sino que hay interpretación (así en la intervención del entonces diputado por FORJA_ Claudio Morgado_ citado para hablar de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el zócalo sentencia: “LEY K DE CONTROL DE MEDIOS” tergiversando la verdadera intención de la ley.) Por si fuera poco en los programas, aunque se inviten a oficialistas y opositores, hay edición que se hace según parámetros muy particulares de cada producción. Y vale aclarar que no se trata sólo de los programas grabados _que pueden someter a posteriori el material “en crudo” a una selección de tomas_ sino que el propio vivo de la tv con sus diversas cámaras establece un montaje que construye un discurso según las tomas de cámara que se yuxtapongan en el proceso. ¿Muy minucioso dirán? Pero asi operan los medios.
Por lo tanto, quien crea que su cuota de pluralidad se cumple al ver sentados, frente a frente, a un opositor y a un oficialista decepciona en cuanto a inteligencia se trata. De lo que hablamos cuando hablamos de pluralidad con la nueva ley de medios es que existan muchas líneas editoriales, diversas líneas editoriales que se hagan manifiestas al consumidor de información. Que existan muchos medios en muchas manos diferentes, que no sean los mismos dueños quienes roben el derecho a informar de las mayorías. Que cada uno pueda invitar a quien desea a su programa (amén de que las mesas plurales siempre ofrecen mayor debate y no hay que descartarlas) porque, de todos modos, el televidente, el lector puede simplemente cambiar de canal, de programa, o consumir otro diario para enterarse de otro punto de vista. De eso hablamos cuando hablamos de pluralidad y es una falacia decir que hoy en la Argentina se puede elegir: nadie puede elegir con libertad (y de eso se trata) cuando nos resignan a lo que hay, siendo nuestro derecho poder escuchar muchas voces más.

Por otra parte, es increíble que se sigan esgrimiendo argumentos del tipo “6,7,8 sale de nuestros bolsillos” por tratarse del canal público. Diversos gastos y sueldos se pagan de las contribuciones de todos los ciudadanos porque así se sustenta una sociedad que debe propender a ser lo más democrática posible en la asignación de esos recursos. Por ejemplo, increíblemente de nuestros aportes se solventan también los recursos para diversas religiones (algo que debería revisarse de inmediato porque no concuerda en un Estado que se postula Laico) y, sin embargo, a nadie se le ocurrió querer acabar con alguna religión, quejarse porque le sacan la plata o querer imponerle a esos cultos otra línea ideológica (tampoco, como dijo el panelista de ese programa_Cabito_pedirle a la maestra de colegio público que apruebe a nuestro hijo o al oficial que no nos multe porque de nuestro bolsillo salen sus sueldos). Ni hablar de las mentiras que Lanata tuvo que, tibiamente, salir a desmentir, cuando se dijo en el programa anterior que el canal público le pagaba a la productora PPT por el programa 11 millones de pesos. Jugadas berretas para gente berreta.

Por todo esto y, sin lugar dudas, se desprende que la postura de Ninci de salir a defender al monopolio Clarín resulta poco aceptable a la luz de las luchas de las miles de organizaciones sociales que vienen militando la ley de medios que el ejecutivo decidió lanzar y que se aprobó el pasado 10 de octubre de 2009, glorioso día para todos los militantes por una comunicación democrática de verdad. Y la postura de Romano viene a plasmar un poco esta idea de los nuevos tiempos que corren, en donde el ciudadano está más prevenido, se ha ejercitado en la lectura entre líneas y ya no compra gato por liebre: ha comprendido que la comunicación es un factor de poder y no sólo la portada amistosa de ese diario que acompaña los mates del domingo y el viaje en subte o el vínculo entrañable con ese conductor de noticiero de TV que, cada noche, parece mirarlo a los ojos y para contarle “la verdad”.
Gracias a Dios todo este revuelo y que cada cosa empiece a tomar su lugar.

viernes, 9 de julio de 2010

Y la vida va...


El mundo puede ser una mortaja
que invita a beber nuestras lágrimas
en un bar miserable
donde lánguidas arpías
traman confabulaciones.
A veces los sueños son muralla
que divide las aguas
a tal punto
de hacernos vivir frustrados.
Pero injusto sería el poeta
que se atribuya estos versos
sin reparar en lo inverso
o, aún, en lo complementario.
A esta realidad a la que nada
ni nadie se le parece
la van tejiendo con hilos
de diferentes colores.
Y entre agujeros y manchones
me sigue pareciendo hermosa.
No podrán destruírla
los adictos al naufragio
del bienestar del hermano
o el alérgico a las manos
que trabajan por la paz.
No podrá amordazarla la mentira
porque si la herida es vida
por ella brota la verdad.
La vida es un montaje
ideal para ser visto
desde la butaca del cine
para comprenderse.
Pero si uno quiere
de verdad, estremecerse
hay que ser protagonista
sin importar la suerte.
Muchos hombres han pasado
coronados por la gloria
de ser recordados siempre
por el andar de los pueblos.
Muchas mujeres han sido
la semilla sin saberlo
de los sueños libertarios
que las de hoy tenemos.
Por eso la vida es
contenedora de muchas historias
inagotable fuente
de enseñanza y de memoria.
Pobre de quien la transite
plagado de certezas
o humillado por la magia
que otros saben emanar.
Pobre de quien la luzca
como trofeo de guerra
sin saber sembrar la vida
que reposa en la humildad.
Es versátil y saltarina
requiere de fe inquebrantable
no es apta para el cobarde
que el miedo se atreve a negar.
La vida es este momento
en que los ojos se humedecen
y algo dentro de mi crece:
sentimiento de libertad.



Cuando la realidad se pone muy densa, cuando el relato periodístico se mezcla con el candor de la sensibilidad que todo lo mezcla, con la necesidad de hacer brotar de un modo poco coherente o poco aceptado por la verosimilitud que requiere el relato periodístico. Cuando esa realidad se vuelve inabarcable, cuando tanto de lo que pasa me jode, me encabrona, me supera; suelo decidir un atajo que sólo a mi me complace y en la poesía intento algún hechizo para exorcisar la realidad.