martes, 8 de junio de 2010

Periodismo y otros sismos.

El 7 de junio se celebró el Día del Periodista. Esta fecha fue elegida para recordar la fundación del períodico "La Gaceta de Buenos Ayres" por parte de Mariano Moreno en el cuál escribió junto a Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Desde 1938, con motivo del primer congreso de periodistas celebrado en Córdoba, quedó fijada la fecha como recordatorio de ese suceso inaugural en nuestro país y cuyo derrotero nos permite vislumbrar una serie de sismos y reacomodamientos del ejercicio periodístico, llegando en esta etapa a un periodo de fracturas y redefiniciones.
Necesitamos de los periodistas para un pleno ejercicio de producción y difusión de sentidos en una sociedad democrática. Pero ciertamente, este aspecto que puede relacionarse con la libertad de expresión y con el derecho a la información, no se restringe al campo periodístico sino que es concebido como un derecho humano (como la palabra lo indica, extensible a todas las personas, sean o no periodistas o propietarios de medios). Esto hace tiempo que ha quedado en claro, aunque solamente en un plano teórico y formal. En la práctica nos encontramos todavía no solamente con un sistema de medios con una nula participación de la ciudadanía en la producción y difusión de contenidos que puedan representar sus problemáticas (salvo los casos de proyectos de comunicación alternativa y popular que vienen teniendo lugar por internet, radios, pero de un modo marginal, que no forma parte de una política cultural y comunicacional clara por parte del Estado y que no modifica el sistema de medios en su versión concentrada)sino que los periodistas no pueden jactarse de representar a la siempre difusa "opinión pública" o los tan vapuleados "intereses de la gente" o "interés común".
Tengamos en cuenta que la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sigue en suspenso. Luego de que el Procurador General de la Nación, Esteban Righi, se pronunciara a favor de la ley, la Corte Suprema es quien debe dar la respuesta final en los próximos días.
Por más que quienes apoyamos esta ley tengamos que escuchar, con mucho pesar, la voz de sus detractores en los ámbitos académicos postulando que la ley es "más de lo mismo", "no modificará sino que reforzará posiciones dominantes", "será Hadad y los amigos del poder quienes obtengan los nuevos medios" y más especulaciones sobre cosas que aún no son más que eso, resulta increíble que entre estos sectores no se quiera reconocer que gran parte de la sociedad se ha visto tocada por los debates suscitados por la ley. A tal punto que han cambiado los hábitos de lectura y las formas de leer, ejercitando un inusitado "leer entre líneas" y buscando ampliar la información brindada por un medio con informaciones alternativas e investigaciones en internet acerca de quiénes son los actores que los medios presentan como voces autorizadas sin indicar de qué tradiciones o experiencias salieron. Por más que los detractores hubiesen querido tener una mayor influencia en las proposiciones de la ley y vociferen que las audiencias públicas fueron limitadas y la participación recortada, la ley ha acumulado instancias de participación de sectores con fuertes inquietudes como no se ha visto en ninguna otra ley. Lo que estos grupos no comprenden es el momento histórico y estratégico para su sanción. Las formulaciones acerca de una comunicación más democrática tuvieron que esperar en el cajón por más de veinte años y la inminente conformación desfavorable del nuevo congreso, por las elecciones legislativas del 28 de junio, volvían indispensable poder aprovechar el tiempo de la coyuntura para acumular fuerzas favorables. No podemos ser ingenuos en el juego del entramado político y la oportunidad se aprovechó para sancionar la ley con amplia mayoría, lo cuál no significó bajar una ley desde el Ejecutivo para su tratamiento sino que permitió un debate considerable previo y posterior a su sanción.
Ahora resulta que todos los militantes, miles y miles de nosotros, somos una manga de estúpidos alentando una causa que favorece a "los mismos de siempre" y que "no asegura la implantación y mantenimiento de las voces realmente populares y alternativas".
Por más que varios autores hayan escrito, desde diversas perspectivas, la situación, los modos, las herramientas y las posibilidades para la construcción de una comunicación diferente a la comercial que pueda construír los relatos del universo de intereses de los sectores populares, es cierto que todo está por hacerse en un campo como el comunicacional que ofrece muchísimas posibilidades pero que se encuentra y define globalmente con la única cara de la comunicación comercial, mercantilista, exitista, discriminatoria.
No voy a cargar sobre mis espaldas los frutos prometedores de la militancia de miles de compañeros por una reformulación de la comunicación, ellos son los verdaderos promotores de un nuevo paradigma que puede modificarse para perfeccionarse acorde a las necesidades que vayan surgiendo. Yo sólo me he comprometido emocional y físicamente acompañando la ley en diversas instancias y manifestaciones y procuro hacerlo intelectualmente con la comprensión más acabada que busco lograr con mis estudios teóricos y de las necesidades que se desprenden de nuestras experiencias y la de los sectores más relegados.
Necesitamos medios al servicio de los sectores populares como condición de una verdadera democratización y producción de nuevos sentidos que se inyecten en el torrente de lo que circula. Necesitamos canales que puedan expresar los diversos intereses de los diferentes sectores y que cada uno sea capaz de crear cultura a partir de sus propias normas y experiencias.
Por eso el periodismo se asienta en un terreno de continuos movimientos sísmicos, donde no podrán mantener el privilegio, usufructuado durante tantos años, de ser incuestionables a los ojos de la audiencia y otros colegas; como tampoco podrán opacar sus procedencias y los lugares desde donde hablan y dicen lo que dicen, es decir, su ideología. Y no porque los hechos y las palabras, con sus tendencias y orientaciones, no hablen de la ideología, sino porque ahora gracias a algunos programas de la tv autorreferencial (programas de archivos, etc) las memorias se refrescan y los actores sociales y políticos se incriben en el paisaje de su propia contradicción y cinismo.
Es así que el día del periodista fue testigo de una serie de ¿coincidencias? que confirman estos sismas: militantes, organizaciones sociales, de derechos humanos, gremios de trabajadores han participado del abrazo simbólico al Banco Nacional de Datos Genéticos del Hospital Durand que ese mismo día comenzaba a analizar las muestras de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble, la dueña del multimedio Clarín, con las muestras de las diferentes familias de desaparecidos que guarda el Banco. El mismo ha sido víctima de una serie de cuestionamientos que responden a la estrategia de la campaña de prensa del multimedio ante el inminente avance de la justicia en la causa que investiga la apropiación ilegal de niños durante la última dictadura. La virulencia recrudece porque la jueza que sigue la causa, Arroyo Salgado, fue confirmada por la Cámara Federal de San Martín rechazando los pedidos de la defensa de la dueña de Clarín.
El abrazo fue emotivo, multicolor y de clara defensa ante un Banco que ha restituído nietos a la esfera de su verdadera identidad y que es el instrumento fundamental para seguir encontrando a los cuatrocientos que faltan. La valentía y fuerza de corazón y convicción de las Madres y Abuelas me sigue conmoviendo y no me permiten dudar del lugar donde debo estar junto a tantos argentinos.

Tambien el 7 de junio los trabajadores despedidos del Diario Crítica llevaron a cabo su movilización en la puerta del diario para proseguir su lucha reinvindicativa.

Para finalizar, como colorario de este día que encuentra a un periodismo en constante construcción y redefinición, el espacio INCAA-Cine Gaumont presentó el trabajo documental dirigido por la hondureña Katia Lara, exiliada en Argentina, acerca del Golpe de Estado en la hermana Honduras. Un material periodístico esclarecedor con retazos maravillosos de relatos de los diferentes hombres y mujeres que participaron de la resistencia. El trágico final de aquellos que jamás bajaron los brazos que la dura mano represora de los entramados oligárquicos, golpistas y reaccionarios quizo doblegar. Un documento impactante que no admite el desapego o la falta de compromiso político y emotivo en la recepción. Un relato histórico, sumamente actual de lo que significa la región para los poderes concentrados del capitalismo mundial que ven en los procesos de recuperación de la vida y la militancia populares un claro enemigo de sus intereses; pese a que lo de Honduras, a partir de la consulta popular para convocar a una Constituyente a través de la cuarta urna, no proponía a priori una transformación radical o revolucionaria. Pero el pueblo hondureño pudo demostrar que las tradiciones libertarias encuentran un lugar en su seno y pueden, por ese mismo pueblo, ser conducidas hacia la lucha por la vida y la inclusión. El pueblo, espontáneamente organizado al ser sorprendido por el golpe se lanzó a las calles pacíficamente con sus consignas, la defensa de su presidente constitucional Manuel Zelaya arrancado de su patria, y la convicción de lucha afrontando una violenta represión, la detención ilegal de militantes sindicales, niños, mujeres bajo tratos que violan todo derecho humano y con el despliegue de la mayor cobardía por parte de las fuerzas armadas hondureñas.

El periodismo se reformula necesariamente y lo hará, con la ley de medios, la producción cultural en general. Las nuevas fuerzas ejercen presión y la nueva ley de medios brindará espacios para canalizarlas.

Lo confirman las diversas voces que se han alzado para defenderla, las tradiciones de sus actores impulsores, la militancia que surgió con su aparición para apropiarse de ella. Militancia que confío supervisará esta ley si llegaran a producirse los desvíos que algunos, anticipadamente, denuncian.

Tengo derecho a seguir izando esta bandera, como el primer ideal fuerte que tuve en mi juventud. Como la primera bandera de muchos jóvenes que antes no se sentían interpelados por la política.




Y recordando a Paco Urondo "Del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también está la realidad; la única irreal...es la reja"