
Prefiero escapar el círculo vicioso de la sociedad de la crispación y la desinformación para tener algún tipo de pensamiento propio, antes que ser un cuerpito reproductor de discursos ajenos, la mayoría de los cuales no coinciden con nuestros propios intereses.

Por eso el 2010 tiene que ser un año de creación, de invensión de discursos nuevos, propios, dinámicos. No sólo para tratar de comprender, interpretar y expresar los complicados factores que se entrelazan en la realidad de nuestro país, sino también para darle una nueva significación a nuestras vidas.
Quería hablar de sentimientos y terminé hablando de problémáticas sociales en la sociedad mediatizada de la desinformación. Gajes del oficio de una comunicadora social que ve que todo tiene que ver con todo. Y efectivamente es así: la necesidad de pensamiento propio también se desplaza al terreno individual e íntimo de la vida para dar significación a lo que nos pasa.
Derribar viejas frases hechas del sentido común, también es el rol revolucionario de un alma rebelde.
Hoy quiero desmontar el significado de la frase número uno de fin de año : "año nuevo, vida nueva", dar cuenta de los matices que impregnan nuestra vida. Nunca nueva del todo, siempre en transformación dialéctica entre lo que somos, lo que queremos ser, lo que fuimos. El hecho de que las fiestas de finde año se presenten con el barniz de la ola consumista y con la imposición social de saturarse de felicidad, de comida, de saludos no es más de otra de las cosas ante la cuál un alma rebelde tiene, al menos, que plantearse una posición de reflexión.
¿Acaso por un delimitado trozo de tiempo que coincide con el fin de año puede violentarse uno mismo para imponerse una felicidad que tal vez no sienta?
Felicidad entendida en un sentido particular y con la exigencia de vivirse como tal, una felicidad entendida como maniática, una felicidad de pose, de momento, y a reventar la noche como si eso nos librara de las pesadas mochilas de las que nos queremos despojar. El "pum para arriba" es la regla, nada de lágrimas, nada de emociones muchachos.
Acabemos con las reglas.
Y no se trata de recibir el año con cara de traste. No me malinterpreten. Se trata de comprender que un simple corrimiento de calendario no es más que una disposición social para cambiar de año.
Y aquí radica la cuestión: lamento informarles a los fanáticos de "año nuevo, vida nueva" que las viejas vidas son parte constitutiva de nuestro presente, aún cuando tengamos la firme decisión de cambiar. Lo único que nos podrá salvar de seguir reproduciendo esas viejas vidas como única realidad presente es la firme determinación, el trabajo de hormiga que la felicidad maniática de las fiestas (repito, obligación de estar felices como la pose deseada) no proporciona.
Esta reflexión surgió hoy, cuando alguien quiso contenerme al momento que recordar a mis abuelos me bañó en lágrimas y congoja. Otra persona pidió que me dejaran expresar ese sentimiento.
¿Qué es la vida humana sino ese conjunto de sentimientos que no se pueden disociar sólo porque una fecha lo imponga? Aún siendo una persona alegre, la vida no se reduce a la carrera por una desenfrenada e ilusoria felicidad de vidriera.

Me has emocionado mucho. Conste q no me sorprende q logres emocionarme, casi todo lo q escribís me lo provoca, o sea, lo espero, de alguna manera, intuyo q leerte, me va a llevar a ese sentimiento,agradezco siempre, esta posibilidad de poder leerte. Me felicito por haberte encontrado en la vida. Un abrazo bien grande de OSA. Lolita.
ResponderEliminarLuNa, gracias por escribir. al hacerlo describís historias que se están repitiendo. creo que tocás los fondos de las cuestiones. no dejes de hacerlo.
ResponderEliminarhace un tiempo que quería expresar algo que pusiste con palabras sencillas y hermosas:
"...que las viejas vidas son parte constitutiva de nuestro presente, aún cuando tengamos la firme decisión de cambiar."
esa necedad de querer barrer con todo afecta nuestro entorno más próximo y más lejano. negar el pasado es negarse a uno mismo, es negar el presente, es ser anacrónico. el devenir es inevitable, por lo que la energía tiene que estar tanto en poder disfrutar del presente como en tratar de reproducir lo bueno, porque necesariamente las cosas cambian. estamos sujetados al tiempo, y ahí sí que no hay forma de liberarse. la libertad está en la elección del tipo de acciones a realizar.
felicitaciones por el blog, tenés una lectora más.
Muy buena reflexión en este momento del año, en que la vorágine parece detenerse o escaparse a los centros turístico. Momento de hacer de cuenta que somos quienes quisiéramos ser en realidad. Pero he aquí que la sociedad no nos lo permite porque hay que ser y parecer lo que se espera de nosotros y mantenernos metidos en ese disfraz que hemos adquirido por la fuerza de la cultura.
ResponderEliminarLos sentimientos tienen el deber de salir a la luz para no convertirse en una bola gigante que oscurezca el alma.
Vale llorar, pero nunca olvidar reír.
Besotes!
¿Leíste cinco horas con Mario de Miguel Delibes? Es una novela magnífica y habla un poco de todo esto, de los mandatos, la felicidad o la tristeza impostada,necesaria, obligada...No sé por qué me acordé de la Carmen de Delibes mientras te leía, de la Carmen que llora y se enoja con Mario durante la noche de su velatorio. Muy conmovedor tu mensaje, "Luna" (y lindo seudonimo también)
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