Finalmente, luego de que los extraños sucesos de la emisión (sobre todo de la no-emisión) del último programa de Tres Poderes fueran comentados por ESCASOS medios de comunicación, los periodistas del ciclo dieron una explicación.
El cambio de óptica que buscaron darle al asunto, la verdad que no me cierra; como tampoco le cierra a parte del público que rescató el suceso y a los periodistas que le brindaron un espacio al tema.
Lo que rescataron los programas 678 (canal 7) y TVR (canal 13), así como también Zapping (Telefe), tiene que ver con la confluencia de muchos factores que nos resultaron notorios: las preguntas incisivas y la presencia de re-preguntas (¡hace tanto que no escuchaba una!), la opinión contraria a los dichos del entrevistado (con la particularidad de que tiene un peso más que importante en el canal); la interrupción abrupta, seguida inmediatamente por el programa siguiente, en el medio de una editorial llamativa por su contenido y dirección, que quedó a medio camino. Todo esto en el marco ded día del periodista. La integración de estos elementos, no nos llevaron a la mera especulación de que se trató de una censura, lo que efectivamente se vió fue el dato objetivo de la interrupción de la emisión en la reflexión final y el hecho, para nada menor, de que en el canal de De Narváez, donde la liviandad de las entrevistas a él realizadas rozaban la burla, un grupo de periodistas nos despierta de nuestros asientos con la formulación de un debate de rigor periodístico, que no deja pasar sin más los comentarios del entrevistado. Entonces, siento contradecir a los periodistas de Tres Poderes, pero no siempre se ven estas cosas y sería saludable que los programas políticos se empapen de esta manera de encarar la situación más allá de preferencias o disgustos con el entrevistado (porque cuando el entrevistado nos cae mal el rigor periodístico es tán fácil que hasta se confunde con la malicia). Es saludable para el debate, en un contexto en que los agravios y la espectacularización de los políticos pesan más que los proyectos y las ideas.
Por otra parte, otros periodistas como Víctor Hugo Morales o Jorge Lanata hablaron del tema, rescatando la actitud de los periodistas en su manera de llevar la entrevista. Pero Montenegro, Sietecase y Rozin se sintieron molestos por estos halagos, porque según ellos, sólo cumplieron con su trabajo. Pero si tanto parte del público como algunos periodistas recalcaron la labor de estos hombres ¿No será que los medios en general y los programas periodísticos en particular, nos tienen poco acostumbrados a entrevistas incisivas más allá de las preferencias?.
Por último, el ABC básico del periodista no fue pasado por alto, el chequeo de la fuente y los llamados telefónicos a Sietecase se efectuaron, pero se limitó al planteo de un problema técnico sin querer salir al aire en la radio Metro. Las respuestas se dieron este domingo, la explicación del canal fue que el programa estaba pasado de tiempo y que no hubo censura. ¿Qué se puede decir entonces de los diferentes canales de usuarios de you tube que contenían estos videos y otros relacionados y fueron cerrados?.
Considero que es justo y justificable que no nos cierre la respuesta de un problema técnico, ante un contexto tan particular como el que se vivió en Tres Poderes y que el tema que refiere a pasarse del tiempo estipulado, no relativiza lo que se vivió en pantalla. Lo importante es que hechos por el estilo no son privativos de América, ni de Tres poderes. La libertad de expresión no sólo se ve cercenada por decisiones tomadas desde arriba cuando la marcha de un programa disgusta al medio en cuestión, sino que no puede realizarse cada vez que se pretenda que la linea editorial de un grupo impregne y homogeinice el pensamiento, como tampoco se realizará si la concentración monopólica de medios no encuentra su fin y deja espacios para sumar otras voces.
Una nueva ley de medios audiovisuales es vital.
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