domingo, 14 de junio de 2009

¿Y el glifosato? Bien, gracias.


Me propongo rescatar este informe redactado por la organización Conciencia Solidaria, que se aboca a la lucha activa por la defensa de nuestros bienes naturales y el impacto ambiental y social que causan los desequilibrios del hombre. Y lo rescato porque este tema, como tanto otros, no están plenamente instalados para que podamos tener la información necesaria y las herramientas reflexivas para medir su verdadero impacto en las vidas de miles de habitantes.

Cuando el año pasado se desató el conflicto por la Resolución 125, que dió pie para despertar los más inauditos grados de violencia social y el oportunismo político para expresar la inconformidad con el modelo y armar alianzas, los personajes y los productos más influyentes en el terreno agropecuario permanecieron en las sombras. Con el transcurso de los días, a medida que se apaciguaban las aguas, se fueron conociendo datos, nombres, productos centrales del sector que anidaban en sí mismos profundas contradicciones y controversias. De esta manera, apareció un nombre desconocido "el glifosato" y asociado a él, el discurso subterráneo de muchos especialistas que lo conocían y de habitantes que lo padecían.

En ese conflicto, pese a la confusión por la falta de información, me hice de armas propias para conocer el tema y salieron a la luz especialistas y organizaciones que luchan por cambiar el panorama de explotación e injusticia que se vive también tranqueras adentro, en el incorruptible campo; ese que nos evoca vaquitas rechonchas y tierra abundante. Una imágen que engaña y mucho. Y en ese conflicto estuve claramente del lado del Gobierno Nacional, porque las patronales del campo se presentaron a sí mismos como los portavoces de un campo que no es para nada homogéneo y que no piensa, en su mayoría, bajo la linea de sus intereses particulares, su actitud antidemocrática, y su irresponsabilidad en el ejercicio de sus negocios.

En estos términos, las luchas de poder son muy intrincadas. Acepto que haya personas que concientemente defiendan el modelo del monocultivo, la soja transgénica y los pesticidas, sobre todo cuando viven en la capital. Lo que me da mucho miedo son los desorientados, que siguen creyendo en ese campo marginal que verdaderamente existe, pero en donde no moran los que cortaron las rutas (salvo algún que otro pobre, que haya apoyado los intereses de los mejores posicionados)

Y si traigo este discurso es porque no creo que el conflicto haya terminado, como tampoco creo que haya empezado en 2008. Así como acompañé al Gobierno en aquella oportunidad y lo hago, no activamente pero desde la conciencia, cada vez que materializa un logro para el patrimonio social; soy muy crítica ante el hecho de que ellos tampoco se encargaron de poner en primer plano la conflictividad social que se teje en torno a la soja, los desmontes, el saqueo de nuestro patrimonio natural y la toxicidad con la que conviven los fumigados por la soja. Tampoco tomaron medidas concretas al respecto. Aunque mirándolo desde perspectiva, me veo obligada a hacerme esta pregunta: ¿si una medida tan de base como las retenciones móviles generó un movimiento de fuerzas reaccionarias que la llevaron a la ruina, qué puede pretenderse acerca de medidas más profundas?. Ni que hablar de una reforma agraria.

Ahora sí, el informe de Conciencia Solidaria.




GLIFOSATO: El otro conflicto del campo

A esta altura de los acontecimientos a nadie debiera sorprender la información de que un gran debate sobre el Glifosato está instalado en la población. Lo que se debate es el nivel de toxicidad sobre el ser humano, y el poder de contaminación sobre el medio ambiente que este producto y sus agregados tienen en sí. Vale recordar que el Glifosato es el herbicida base utilizado para tratar las llamadas malezas en los sembrados de la soja transgénica, soja que cada momento que pasa está ganando más superficie sembrada, llegando a ser considerada un monocultivo con 18.000.000 de hectáreas en el territorio nacional. Este monocultivo como otros, presenta un gran desequilibrio en lo que podríamos llamar Naturaleza, evidenciándose como el más importante, la perdida cada vez mayor de la biodiversidad, incluyendo la delirante tala de nuestros bosques nativos para que esta soja tenga allí su morada. La aniquilante desaparición de los nutrientes y fertilidad de los suelos es otra consecuencia de un monocultivo así. Debate aparte también tienen estas semillas manipuladas genéticamente en los laboratorios. Por ejemplo se le informa a la sociedad que esta modificación genética en los cultivos actuales (soja, maíz, etc.) mejora el rendimiento de la producción y con esto se paliaría el hambre en el mundo. Quien esté un poco informado sobre este tema verá la falsedad de esto, ya que casi toda nuestra soja transgénica va a parar al vientre de los animales europeos y chinos o llenará los tanques de los automóviles conformando el llamado Biocombustible. Biocombustible que también alberga un debate aparte. Seguramente detrás de todo esto no está en verdad la intención de calmar el hambre del hombre, sino la de saciar la desmedida ambición que las mega corporaciones semilleras, y las distintas facciones del llamado agronegocio ostentan hoy en día. Ambición que ciega a la hora de percibir el daño ambiental que se pueda estar provocando con este modelo agrodepredador impuesto por las multinacionales semilleras y aceptado por casi toda la cadena productiva nacional. Pero, volviendo al Glifosato, hace unas semanas atrás surgió un nuevo estudio, y no es el primero, confirmando la toxicidad de este herbicida. Andrés Carrasco, profesor de embriología de la UBA , investigador principal del CONICET y director del Laboratorio de Embriología Molecular, llegó a la conclusión a través de su investigación que el Glifosato es desvastador en lo que a embriología se refiere, causando malformaciones y otros desequilibrios embrionarios. No debemos olvidar tantos otros estudios y trabajos que dan cuenta de esto y de otras problemáticas en lo que se refiere a la salud. Un informe de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario del año 2006 publicado por La Capital , advierte que el Glifosto está mal catalogado como ¨toxicologicamente benigno tanto a nivel sanitario como ambiental¨. Este dato no es menor, ya que gracias a esta calificación otorgada por los organismos oficiales de Argentina, el Glifosato puede ser usado hasta en el patio de nuestras casas. ¿Que intereses habrán primado para que a este veneno se lo califique así ? El científico Carrasco no era conciente cuando publicó su estudio sobre el Glifosato, que tamaña campaña de desprestigio se la vendría encima tanto a su persona como al estudio mismo. También sufrío amenazas y llamadas intimidatorias. Empresas que llenan sus arcas con este producto, cámaras del sector, ¨medios de comunicación¨ y operadores políticos clavaron sus garras sobre Carrasco, su estudio y todo aquel que cuestione la benevolencia del Glifosato. Uno de los medios de comunicación que sin disimular salió con los tapones de punta contra este científico y su investigación, fue el diario Clarín en su Suplemento Rural, alarmado quizás por el perjuicio que una investigación seria y contundente como esta pudiera traer en los negociados del agro. El director de este suplemento (suplemento señalado como un verdadero espacio de publicidad encubierta de las grandes companías como Monsanto) es el ingeniero Hector Huergo. Pero veamos quien es Huergo para saber que nivel de imparcialidad pueden tener sus escritos, escritos como con el que intentó desacreditar a Carrasco titulado La Ciencia en Estado Puro, escrito que tiene tan poca seriedad, y una increíble y casi delirante defensa de este modelo de agronegocios. Quien pueda leerlo a través de internet confirmará lo que aquí señalamos. Según un artículo de Horacio Verbitsky, Huergo es el principal impulsor de la autorización de la entrad en el país de la soja RR transgénica y del Glifosato. En aquel momento fue designado por Solá/Menem como el director del INTA. Desde 1971 dirige el Suplemento Rural de Clarín. Preside la Asociacíon Argentina de Biocombustibles, biocombustibles que necesitan de estos monocultivos y del derrame de millones de litros de estos insecticidas, entre otras cosas, para poder ser producidos. ¿Vamos entendiendo...? Huergo tiene una consultora en Agronegocios. Fue el introductor en el país de las ferias abiertas que Clarín y La Nación aplican en la empresa conjunta Expoagro. No terminamos...También es el creador del Canal Rural de tv. por cable. Este ingeniero es el autor de una frase que roza con lo indignante para quienes apreciamos lo que la Naturaleza nos ofrece... dijo HOY LA BIODIVERSISDAD SE HACE EN LOS LABORATORIOS. El ing. agrónomo e historiador Alberto Lapolla señala a Huergo como empleado de Monsanto, nos dice que Huergo desestructuró el INTA, transfirió el capital genético estratégico para el país a las empresas privadas como Monsanto y Nidera, les permitió el acceso a los archivos secretos del INTA cuyos equipos de investigación también fueron comprados por estas empresas. Esto le permitió a Monsanto crear la soja RR sobre la base de la variedad de soja natural desarrollada en la Argentina para los suelos del país. Quienes estaban en desacuerdo fueron despedidos del INTA. Así se perdió una variedad de maíz resistente a la sequía que hubiese sido muy rentable para los pequeños productores y podría haber competido contra la soja transgénica. HUERGO LO HIZO. Por eso cuando leamos Clarín Rural sepamos que la información está manipulada como las semillas que publicita, y no dejemos que nos mientan quienes hacen pingue negocios con nuestros suelos y sus productos.
Cuando hablamos de debate sobre el Glifosato hablamos también de debate sobre el tema de las fumigaciones. Uno de los puntos que más preocupa a los sectores ambientalistas es la distancia permitida para fumigar en relación al casco urbano de cada localidad en cuestión. Por lo general no hay leyes y ordenanzas, precisas y serias, que nos defiendan en este punto. Por otro lado, ya en estos tiempos, son inmumerables los reclamos a las autoridades de pueblos, ciudades y provincias enteras a lo largo de nuestro país, que ponen el grito de alerta sobre estas fumigaciones y sus consecuencias a mediano y largo plazo. Nuestras autoridades locales ya deberían estar atentas a este tema. Con respecto a este tema podemos contar una experiencia propia: Hace unos pocos días realizábamos una caminata por la zona rural de nuestra ciudad de Casilda. Con mucha sorpresa e indignación fuimos testigos y casi victimas de como un tractor con un "mosquito" detrás, mosquito que con sus brazos abiertos ocupaba todo el camino, comenzó a arrojar este veneno no en los perímetros de este campo sino que al costado del camino(publico), en la llamada banquina. Esto sucedió en un campo muy cercano al centro tradicionalista El Remanso. El conductor de esta maniobra no reparó en nuestra próxima presencia, y terminó lo que estaba haciendo llegando hasta la esquina del camino para luego meterse en su campo. ¿Tenemos derecho a copar todo un camino con estas máquinas y a fumigar del alambrado para afuera? Esta como tantas otras preguntas no las podemos responder por lo que mencionábamos anteriormente en relación a la falta de ordenanzas precisas. Y para ir terminando este escrito vale aclarar que cuando se tocan estos temas hay una errónea interpretación por parte de algún sector de la sociedad, y esto es que se entiende que hablar de estos temas es estar en contra del campo, en realidad hay veces que uno se siente un subversivo por animarse a pensar que el Glifosato nos pueda estar envenenando. Nada de esto debiera verse así. Cuando hablamos de estas cosas no es para estar en contra de nada, todos vislumbramos hacia el progreso, el progreso para TODOS. Cuando hablamos de estas cosas lo hacemos para estar a favor de la Vida.


2 de junio de 2009

Conciencia Solidaria

ONG Interprovincial

Casilda-Santa Fé.

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